En un esfuerzo por reafirmar su posición como líder del Partido Republicano y candidato presidencial en 2024, Donald Trump realizó una visita a la frontera entre Estados Unidos y México en el estado de Arizona. Durante su visita, el expresidente no solo criticó duramente las políticas migratorias del gobierno de Joe Biden, sino que también presentó propuestas contundentes que refuerzan su enfoque de “mano dura” contra la inmigración irregular y el narcotráfico.
Trump propuso la pena de muerte para los narcotraficantes y traficantes sexuales, argumentando que estas medidas extremas son necesarias para combatir la crisis de drogas que afecta a Estados Unidos.
“Esto incluye una sentencia mínima obligatoria de 10 años para cualquier persona culpable de tráfico de personas, una sentencia de cadena perpetua garantizada para cualquier persona culpable de trata de niños y la pena de muerte para cualquier culpable de trata sexual de niños o mujeres”, dijo.
Según Trump, los cárteles de drogas mexicanos y otros grupos criminales han exacerbado la crisis de opioides en el país, una crisis que ha empeorado bajo la administración demócrata.
Durante su discurso, Trump también atacó las políticas de “fronteras abiertas” que promueve la administración de Biden, culpando a estas políticas de un aumento en la criminalidad y el tráfico de drogas en Estados Unidos.
“También impondremos la pena de muerte para cualquiera que mate a nuestros policías, sheriffs, agentes fronterizos u oficiales del cumplimiento de la ley. Habrá pena de muerte con un juicio más rápido, no uno que dura 15 años y agota a todos”, añadió.
La visita de Trump a la frontera también fue vista como un intento de avivar los sentimientos nacionalistas y antimigrantes de cara a las elecciones presidenciales de 2024. Sus propuestas forman parte de una estrategia para consolidar su base electoral, especialmente en los estados fronterizos que han sido puntos clave en su campaña anterior.